Compliance: acuerdo, seguimiento y éxito
El término en inglés ‘Compliance’ significa cumplir, obedecer. Cumplir es comprender, ejecutar y realizar aquello que fue preestablecido por las partes involucradas: jurisdicción, empresa, stakeholders y colaboradores. Esta relación favorece un ecosistema permanentemente revisado, innovado y creativo frente a nuevos contextos.
¿Qué es compliance?
Compliance es una serie de procedimientos articulados dentro del ámbito de la gestión empresarial con el fin de mejorar la conducción de los negocios. Son principios éticos de gobierno corporativo donde las nuevas estrategias de negocio, gestión y tecnología amplían la transparencia y optimizan la relación entre empresas, colaboradores, clientes e inversores.
Cambios en el entorno regulatorio del mercado financiero son cada vez más presentes y dinámicos. Desde la crisis del sistema financiero de 2008, ha habido una creciente demanda por transparencia y reglas claras para regular la relación entre instituciones e inversores que busquen evitar cualquier riesgo de fraude y actos ilícitos en los procesos decisorios. El compliance surge pensando en estas demandas.
Estar en compliance, es decir, en cumplimiento, significa adaptar las cadenas de los procesos productivos de un sector a las reglas de gobierno corporativo que fomenten el compromiso permanente entre las partes involucradas en un negocio, reduciendo la fricción y acortando el contacto entre los segmentos. El compliance busca hacer que el cumplimiento de la legislación forme parte de la cultura corporativa de una empresa.
Los pilares del compliance
Centrado en los pilares de prevención, seguimiento y respuesta, el compliance actúa en la aproximación del contacto entre las partes involucradas en una transacción financiera, basándose en acciones correctivas.
Por lo tanto, a través del compliance se busca detectar e intervenir, de manera oportuna y permanente, en las prácticas que conducen al incumplimiento de las normas éticas y legales de conducta que puedan dañar la imagen y la reputación de la empresa. En este sentido, el compliance actúa en la construcción de valores que optimizan las relaciones en el mercado financiero, considerándolo como un ecosistema funcional y valorativo.
¿Y en la práctica?
En la práctica, el compliance actúa como un conjunto de procedimientos de administración y gestión que promueven una cultura que debe fomentar las actitudes éticas y el cumplimiento de la ley en los diversos segmentos de una corporación. Así, los pilares de prevención, seguimiento y respuesta integran procesos y personas, en forma de mejora continua, lo que favorece la creación de una cultura de la empresa:
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Prevenir (Políticas claras, programas de capacitación y apoyo):
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Políticas y procedimientos claros de toma de decisiones y convivencia;
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Comunicación permanente;
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Centralización de la información;
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Formación continua;
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Detectar (Sistema de control integral):
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Ampliar la participación jurídica en el monitoreo y evaluación de los procesos;
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Desarrollar una rutina de auditorías internas permanentes;
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Análisis continuo del funcionamiento del compliance;
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Remodelación permanente de los mecanismos de control del compliance frente a los desafíos diarios.
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Responder (Consecuencias claras y respuestas a los conflictos):
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Articulación entre la conducta y las consecuencias de acciones en desacuerdo con lo previamente establecido;
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Soporte dinámico de reporte de denuncias;
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Eficacia del seguimiento manifestado en las acciones de resolución.
Estos pilares deben estar siempre articulados. Las relaciones corporativas determinadas por procedimientos claramente definidos y auditables son más fáciles de rastrear, lo que promueve la eficiencia y eficacia del sistema de respuestas. La eficacia del sistema de seguimiento y respuestas, a su vez, legitima y consolida la cultura de la empresa.
Reglas de oro del compliance
El buen funcionamiento de la relación entre los pilares requiere dos reglas de oro: procedimientos claros y previamente establecidos entre las partes y la eliminación de conflictos de interés en el proceso de toma de decisiones.
De esta manera, el compliance beneficia la división de responsabilidades y prioridades de una empresa. Esta relación favorece un ecosistema permanentemente revisado, innovado y creado frente a nuevos contextos.
Ventajas del compliance para las empresas
El buen funcionamiento entre los pilares del compliance, favorece a:
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Reducción de costos con pasivos judiciales;
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Neutralización de riesgos de sanciones administrativas, como penalidades y multas;
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Planificación y reducción de carga tributaria del negocio;
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Mayor seguridad jurídica en las relaciones comerciales con clientes, socios, proveedores y stakeholders;
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Obtención de mayor credibilidad y buen relacionamiento con los organismos de fiscalización.
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Protección y mejora de la imagen institucional de la empresa ante el mercado, inversores y accionistas; y,
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Aumento de la competitividad y rentabilidad del negocio.
Por último, el compliance se refiere a un refuerzo en la utilización de las herramientas administrativas y de gestión con el fin de apoyar los objetivos del negocio. Su enfoque es garantizar la adherencia a los reglamentos internos y externos, administrativos y legales, de los diversos segmentos involucrados en un negocio. Con él, es posible lograr un compromiso permanente de todos los segmentos involucrados en el negocio, lo que favorece una cultura de gobierno corporativo que actúa en la optimización de procesos, reducción de errores y efectividad en los resultados, de acuerdo con los objetivos y valores de las empresas involucradas en una determinada negociación.