¿Instalas extensiones en tu navegador? ¡Toma cuidado!
Una de las mejores cosas de los navegadores modernos es la posibilidad de instalar add-ons, elementos que agregan recursos adicionales a la navegación de los usuarios. Existen add-ons, por ejemplo, que bloquean anuncios en páginas de la web, otros que facilitan la descarga de vídeos en plataformas específicas y así sucesivamente. Y, con tiendas digitales repletas de opciones para elegir, no es difícil para nada encontrar una extensión que atienda a tus necesidades. Pero ¿sabías que es necesario tener cautela al instalar esos programas en tu computadora?
Sucede que varios de esos programas pueden ser maliciosos y acabar causando una infección por malwares, robo de datos o incluso el espionaje de tu tráfico web. En general, las tiendas de extensiones no suelen ser tan rigurosas al aceptar un script en su catálogo. Y es esa brecha la que aprovechan los delincuentes cibernéticos. Existe también el riesgo de que instales un add-on legítimo, pero que un estafador “robe” la cuenta del desarrollador original y envíe una versión maliciosa. Como se actualizan automáticamente, en este caso, si tienes ese add-on instalado, te volverías una víctima.
Extensiones malignas
Basta una rápida búsqueda en Google para encontrar noticias de lotes enteros de add-ons maliciosos que investigadores van descubriendo y retirando de apuro de los marketplaces oficiales de los principales navegadores del mercado. En 2020, se detectaron 28 extensiones que estaban diseminando malwares y se estima que por lo menos 3 millones de internautas hayan sido afectados al bajar las ediciones maliciosas de los scripts.
“Nuestra hipótesis es la de que o las extensiones se crearon con el malware empotrado o el autor esperó a que se volvieran populares para, entonces, enviar una actualización con malware. También puede ser que el autor le haya vendido las extensiones originales a otra persona después de haberlas creado y que, posteriormente, el cliente haya introducido el malware”, explica el investigador responsable por el descubrimiento.
¡Ay! Se rompió todo...
También es importante recordar que incluso add-ons legítimos y benignos pueden causar trastornos al dejar tu browser mucho más lento. A fin de cuentas, cuanto más “periféricos” agregues al software, más memoria RAM y poder computacional de la CPU el programa usará. ¡A veces, el usuario baja tantas extensiones que el uso del navegador se vuelve inviable!
Otro problema menos grave, pero aun así incómodo, es el hecho de que muchas extensiones pueden acabar “rompiendo” la diagramación de un sitio web, impidiendo la correcta visualización de elementos como menús y botones. Estas son dos situaciones que no representan un peligro propiamente dicho para tu privacidad, pero que entorpecen bastante tu día a día.
Cuatro pasos para protegerte
Existen algunos tips simples que puedes seguir para protegerte de esos riesgos.
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Observa las evaluaciones de una extensión antes de bajarla: los marketplaces permiten que otros usuarios dejen notas y comentarios sobre un add-on; evalúa ese material para asegurarte de estar bajando algo seguro.
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Instala solo lo necesario: a menos que tu computadora tenga especificaciones muy robustas, es muy probable que, con 10 extensiones, el browser se vuelva lo suficientemente lento como para arruinar tu experiencia de navegación en la web.
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Solo baja extensiones de las tiendas oficiales de los debidos navegadores: aunque esto no garantice una seguridad total, hacer descargas de repositorios externos que no sean de confianza puede acarrear como consecuencia una infección por malwares.
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Evita extensiones desarrolladas para finalidades “ilegales”: si determinado sitio no permite la descarga de vídeos, no intentes burlar eso con un add-on. Además de correr el riesgo de ser infectado, estarás adoptando una postura antiética.
Siguiendo esos consejos simples, podrás seguir navegando sin mayores preocupaciones usando tu browser favorito. Como siempre, el secreto, aquí, es mantener el “desconfiómetro” calibrado, evitando bajar programas desconocidos, sospechosos y poco conocidos en el mercado.