Puerto USB: los riesgos que puede esconder un simple conector
De todos los estándares tecnológicos que impregnan nuestras vidas, el USB es, sin duda, el más común. Puede que ni te des cuenta, pero tómate un momento para pensar en cuántos lugares y en cuántos dispositivos tenemos un puerto de ese tipo: computadoras, computadoras portátiles, smartphones, relojes inteligentes (y otros gadgets del mercado de la Internet de las Cosas)... ¡Ni siquiera nuestros equipos de sonido, televisores y automóviles se quedaron atrás y también incorporaron puertos USB!
Y esa popularización no es casual. Conocido por la sigla de universal serial bus (o puerto serie universal, en español), el estándar USB tiene tanto éxito justamente por la principal característica que se buscó en su proyecto: la universalidad. En efecto, el USB sirve para transmitir datos y energía eléctrica de forma simultánea entre dos dispositivos electrónicos de prácticamente cualquier tipo. Solo para tener una idea, si enumeramos los puertos que ha sustituido el USB con su flexibilidad, podemos mencionar el puerto serie, el puerto paralelo, el puerto de juegos, el Firewire, el PS/2…
Sin embargo, lo creas o no, esta popularización masiva del estándar USB también puede acarrear riesgos cibernéticos. La amenaza más famosa que podemos mencionar es la representada por el clásico pen drive malicioso: una persona inocente encuentra uno de esos dispositivos tirado y, por curiosidad, termina conectándolo a su propia computadora para descubrir su contenido. Desafortunadamente, el dispositivo de almacenamiento se infectará con malware que pondrá en peligro la seguridad de los datos de ese internauta.
¿Y los tótems de recarga?
Hoy ya es bastante común encontrar tótems que contienen puertos USB para que los ciudadanos puedan recargar sus celulares, especialmente en centros comerciales y aeropuertos. La práctica también se ha vuelto común en los vehículos de aplicaciones de transporte que ofrecen viajes compartidos. Y hasta las tomas USB, listas para instalarse en la pared de cualquier hogar o establecimiento comercial, ya se pueden encontrar en el mercado.
Pero, ¿alguna vez te has parado a pensar quién/es y qué podrían estar por detrás de esa entrada aparentemente inofensiva para obtener una recarga gratuita que te permite ahorrar la carga de la batería de tu dispositivo? Es muy común que los ciberdelincuentes instalen esos conectores (o
que reprogramen algunos de los que ya están instalados) para robar datos y propagar malwares específicos para dispositivos móviles.
En algunos países, ese problema se ha vuelto tan grave que, para combatirlo, se inventó un dispositivo bastante curioso: el USB condom, o “preservativo USB”. Se trata de un conector intermedio que desactiva la funcionalidad de transferencia de datos entre los dos extremos de un cable con el objetivo de asegurar que, si una persona conecta su teléfono móvil a un tótem malicioso, lo único que reciba sea, realmente, energía eléctrica. De hecho, este accesorio nos puede parecer harto curioso, pero ya es popular entre los viajeros que pasan mucho tiempo en aeropuertos o estaciones de autobús.
¡No confíes en puertos extraños!
El consejo es simple: así como no te sentirías seguro para conectar un pen drive sospechoso a tu computadora, ten la misma desconfianza cuando veas un puerto USB disponible para recargar tu dispositivo móvil. Si lo que te preocupa es que tu teléfono móvil pueda quedarse sin carga, vale la pena invertir en un powerbank, o batería portátil. Algunos modelos pueden garantizar hasta tres recargas completas de tu smartphone sin poner en riesgo tu privacidad.