¿Qué es el cifrado? Conoce su historia y aprende a usarlo en tu rutina diaria
¿Qué es lo primero que piensas al escuchar o leer la palabra “cifrado”? Quienes no tienen mucha familiaridad con el concepto, seguro que imaginan algo sumamente complejo y tecnológico, algo basado en cálculos matemáticos casi incomprensibles y que sirve para volver la vida digital más segura. Lo que poca gente sabe es que ese arte es mucho más antiguo que la seguridad cibernética; de hecho, nació muchísimo antes que la computación misma: ¡sus primeros usos, registrados en Egipto, datan de la década de 1900 a.C.!
Para explicar el concepto histórico, nos centraremos en el ejemplo más clásico del cifrado: el cifrado César, inventado durante el Imperio Romano (27 a.C. a 476 d.C.) y cuyo nombre rinde homenaje al emperador Julio César. Comparado con los cifrados actuales, era bastante simple y arcaico: para encriptar un texto, basta con reemplazar una letra del alfabeto por otra siguiendo un número específico de cambio. Así, al cifrar un texto con tres “saltos” hacia delante, la palabra “asa” se volvería “dvd”, por ejemplo.
Durante siglos, el cifrado se utilizó con un solo propósito: proteger información y comunicaciones militares de forma tal que los enemigos no pudieran entender órdenes o estrategias si interceptaran algún mensaje. Otro ejemplo clásico de cifrado militar es la Máquina de Turing, creada por el británico Alan Turing para descifrar las comunicaciones cifradas de las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Su invento fue considerado crucial para la derrota del Partido Nazi.
¡Ya lo usas sin saberlo!
En definitiva, es sencillo explicar qué es el cifrado: se trata del arte de volver una información ilegible para terceros, “embarajando” los caracteres de un texto para que las personas que no deben tener acceso a él no lo puedan interceptar. Nada más lógico de que, con el advenimiento de la computación personal y profesional y con el consiguiente surgimiento de las amenazas cibernéticas y la necesidad de proteger información digital, esa técnica se haya perfeccionado y se haya vuelto omnipresente en el mundo digital.
Hoy en día, por ejemplo, ¡usas el cifrado cada vez que entras a un sitio web! De hecho, todas las páginas confiables usan el protocolo Hypertext Transfer Protocol Secure (HTTPS), que emplea un certificado Transport Layer Security o Secure Sockets Layer (TLS/SSL) para crear una especie de “túnel” seguro para permitir una comunicación protegida entre tu dispositivo y el servidor final. Se trata de algo tan básico que los navegadores modernos llegan a impedir que entres a un sitio que no disponga de un certificado digital.
Avanzando un poco más, también tenemos cifrado basado en hardwares (como los chips criptográficos presentes en algunos modelos de smartphones y laptops), sistemas bancarios (incluyendo tarjetas de crédito) y así sucesivamente. No podríamos olvidar las criptomonedas: hay una comunidad entera entusiasta de la criptomoneda que cambia, vende y compra tokens registrados en redes blockchain, una tecnología 100% basada en el cifrado.
Reforzando tu seguridad
Aunque el cifrado ya forme parte de muchos hardwares y softwares que usamos a diario, es importante resaltar que podemos perfectamente adoptar métodos avanzados para usarla si queremos reforzar nuestra seguridad digital. Un buen ejemplo de esa práctica es usar una red virtual privada (virtual private network o VPN), que agrega una capa extra de protección en tu tráfico de datos y, además, es capaz de enmascarar tu dirección IP, haciéndote anónimo en la web.
A fin de cuentas, el cifrado no es ningún reto insuperable. Con un poco de estudio, es fácil —¡y recomendable!— hacer el mejor uso posible del cifrado para garantizar la seguridad de tus archivos y datos.