Tarjetas de crédito virtuales: cómo funcionan y por qué son más seguras
Cuando hablamos de compras en línea, no caben dudas de que existen muchos miedos con respecto al proceso implicado y uno de los más comunes es el miedo a que roben o clonen nuestra tarjeta de crédito (o débito) mediante una estafa virtual. A fin de cuentas, con la escalada del comercio electrónico, los delincuentes cibernéticos se afanan cada vez más para estafar a internautas desavisados. Puedes acabar topándote con una tienda falsa que simula con perfección el sitio de un comercio minorista famoso o simplemente ser víctima de una filtración de datos.
Piénsalo un momento: tras investigar mucho sobre aquel producto que anhelas tener, lo encuentras a la venta en una tienda en línea que te transmite confianza. Efectúas la compra usando tu tarjeta de crédito y, unos minutos después, empiezan a surgir diversas transacciones aleatorias de las que tu banco te avisa por medio de notificaciones. Y recién en ese momento te das cuenta de que has caído en una trampa. A veces es posible, incluso, impugnar las transacciones fraudulentas ante tu banco, pero, aun si tienes éxito, el proceso no será nada fácil.
Lo que muchas personas no saben es que la mayoría de las instituciones financieras ya ofrecen un recurso muy útil para garantizar un mayor nivel de seguridad en el momento de hacer compras en línea. Hablamos de las tarjetas virtuales, pensadas exclusivamente para realizar adquisiciones en tiendas digitales y que se pueden generar y eliminar en cualquier momento. Se trata de una forma mucho más práctica, rápida y flexible de hacer compras y, sin duda, la mejor alternativa en términos de seguridad.
Pero, en definitiva, ¿cómo funcionan?
Es muy sencillo. Tras abrir una cuenta bancaria, lo habitual es que recibas la tarjeta física en tu residencia. Esta es y siempre será tu tarjeta principal (la que también puedes usar para efectuar retiros y hacer compras físicamente por medio de las maquinitas de cualquier establecimiento comercial). Sin embargo, por medio de la app de tu banco, también podrás crear una tarjeta virtual que solo podrás usar para compras en línea. Esta tarjeta no tiene una versión física; solo tiene un número, fecha de vencimiento y código de verificación.
La mayoría de las tarjetas virtuales emitidas hoy en día se pueden personalizar y eliminar de acuerdo a las necesidades del usuario. Digamos que tú deseas “hacer la prueba” y realizar una compra por el valor de BRL 399,00 en una tienda virtual que no te inspira mucha confianza. Basta con generar una tarjeta virtual específica para esa transacción, definir tu límite en exactos BRL 399,00 e, inmediatamente después de la compra, borrar la tarjeta de tu cuenta para impedir cualquier tipo de uso malicioso. En algunos bancos, ¡puedes crear y borrar todas las tarjetas virtuales que quieras!
No interesa si la tienda es fraudulenta o si aquella tarjeta termina siendo expuesta más tarde en una filtración de datos, pues no tendrá ninguna utilidad para el delincuente cibernético, ya que su límite de gastos ya se habrá agotado o la tarjeta ya estará vencida. Es justamente por esa flexibilidad que las tarjetas virtuales son perfectas específicamente para compras en línea.
Cuidados que se deben tener
Como lo mencionamos anteriormente, aunque se puedan considerar una “novedad”, la mayoría de las instituciones financieras (tanto las tradicionales, o sea, los grandes bancos, como las FinTechs) ya ofrecen las tarjetas virtuales. Y aunque su uso sea mucho más sencillo, es importante resaltar que la seguridad aun depende de los buenos hábitos del usuario final, que necesita acordarse siempre de eliminar una tarjeta virtual tras concluir las compras para las cuales la creó.
De nada sirve generar una tarjeta virtual y mantenerla allí por tiempo indeterminado, utilizándola en varias tiendas digitales y sin establecer límites de valores para las transacciones. Visto que ese recurso se ofrece gratuitamente, no tienes por qué tener lástima de “quemar” tarjetas virtuales para una única compra en línea, eliminándolas de inmediato tras haber hecho la compra.