TI Verde: qué significa el concepto y cómo la ciberseguridad puede beneficiarse de él
¿Alguna vez has oído hablar de TI Verde o Green IT? El término, aunque pueda parecer curioso, se refiere a la adopción de prácticas y metodologías sostenibles en el campo de las tecnologías de la información con la finalidad de que las computadoras, los centros de datos y los dispositivos de telecomunicaciones emitan menos dióxido de carbono y mantengan un consumo responsable de electricidad. No es un concepto nuevo, pues el tema se discute desde hace más de tres décadas; sin embargo, está cobrando una importancia cada vez mayor.
Todos sabemos que el calentamiento global y el efecto invernadero, resultados directos de la emisión desenfrenada de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera terrestre, son asuntos críticos para los gobiernos y entidades de todo el planeta. “Sostenibilidad” es la palabra más importante de la nueva década, pero a menudo olvidamos que las máquinas que usamos todos los días en un mundo cada vez más conectado también juegan un papel muy importante en la agenda global para reducir el nivel de emisiones de los gases que contaminan el medio ambiente.
Una investigación de 2018 realizada por científicos de la Universidad McMaster en Canadá arrojó que el mercado de TI representó solo el 1% de la producción mundial de CO2 ese año; sin embargo, se prevé que esta cifra aumentará al 14% en 2040 si no se adoptan las medidas adecuadas. Solo para fines comparativos, en 2021, toda la industria del transporte (considerada altamente dañina debido a la quema de los combustibles fósiles necesarios para la circulación de automóviles, camiones y vehículos de transporte público) representa “solo” el 7% de las emisiones mundiales.
El gran problema es que la rápida digitalización de los servicios y la llegada de nuevas tecnologías (como las redes IoT y 5G) se están produciendo sin la debida preocupación por estos problemas medioambientales.
TI ecológicamente sostenible
Afortunadamente, los mismos avances tecnológicos que pueden convertir a la TI en un verdadero villano para el medio ambiente también pueden permitirnos hacer un uso más consciente de los recursos que tenemos. Con los avances en el segmento de la computación en la nube, por ejemplo, nace la posibilidad de trabajar exclusivamente con virtualización. Grandes players del mundo ya te ofrecen, por ejemplo, la posibilidad de “alquilar” una máquina virtual y realizar el “streaming” desde ella a tu propia computadora, haciéndola más eficiente desde el punto de vista energético.
Esto significa que, en el futuro, ya no tendremos que preocuparnos por tener 50 ordenadores de alto rendimiento (que obviamente consumen más electricidad) en la oficina, porque será posible utilizar máquinas más sencillas para trabajar en un entorno virtualizado proporcionado por servidores remotos. El estado de California, en Estados Unidos, por ejemplo, ya ha establecido reglas estrictas que han retirado de su oferta una serie de computadoras portátiles dirigidas al público de jugadores en línea que consumían demasiada energía.
Pero, por supuesto, la TI ecológica no se trata solo de eficiencia energética. También está directamente relacionada con la correcta disposición de los residuos electrónicos, lo que obliga a las empresas a pensarlo dos veces antes de utilizar una infraestructura que tendrá un ciclo de vida corto. Una vez más, los centros de datos del pasado (legados), también llamados on-premise, terminan perdiendo terreno a favor de la infraestructura-como-servicio (infrastructure-as-a-service o IaaS), que es una solución más flexible, elástica y fácilmente adaptable a las necesidades de los usuarios.
¿Y la seguridad?
Es posible que no te hayas dado cuenta de esto, pero la seguridad de la información puede beneficiarse de la TI ecológica. La virtualización, por ejemplo, es más que una solución para optimizar el consumo de energía mundial con equipos de productividad: también abre las puertas al surgimiento de un ecosistema más seguro, ya que las máquinas virtuales suelen tener capas de protección integradas que son mucho más eficaces y simples que las soluciones tradicionales de seguridad de endpoints; y, claro, no estorban la rutina ni la productividad de los colaboradores.
De hecho, la computación en la nube en sí misma tiene varias ventajas de seguridad en comparación con los servidores en las instalaciones, incluida la invulnerabilidad contra riesgos físicos (incendios, inundaciones, etc.), un mayor nivel de uptime y una mayor protección contra posibles intrusiones; por supuesto, siempre que dichos entornos remotos estén correctamente configurados por profesionales capacitados. Al fin y al cabo, la sostenibilidad y la ciberseguridad pueden ir de la mano y trabajar en pro de un mundo más agradable y protegido.